El pasado 31 de octubre, los militantes y simpatizantes del MSR Badajoz homenajeamos por segundo año consecutivo a Ramiro Ledesma Ramos, asesinado el 29 de octubre de 1936 en los oscuros días de la guerra civil.
En esta ocasión, y coincidiendo con el 75 aniversario de su muerte, quisimos preparar un acto sencillo pero cargado de sentimiento, un evento diferente que conjugase recuerdo y lucha.
Al filo de las 23:00 horas, más de una veintena de hombres y mujeres anónimos se dieron cita en el pie de un promontorio en las afueras de la ciudad para preparar una marcha silenciosa. Una vez preparados, la comitiva echó a andar hacia la cima, encabezada por una bandera de España y una del partido. Tras ellos, un tambor que marcaba el paso, banderas negras y 10 antorchas repartidas entre los participantes.
En la oscuridad de la noche, una serpiente de fuego cobraba vida y ascendía firme hacia la cumbre, dejando la ciudad a sus pies; los puentes sobre el Guadiana, la Alcazaba, la Catedral.
Una vez llegados al punto más alto, el Carmina Burana de Carl Orff primero, y la marcha fúnebre de Sigfrido, de Wagner, después, empezaron a sonar con fuerza rompiendo el silencio y dando inicio a los discursos.
Tomó la palabra en primer lugar nuestro camarada Ángel, responsable de las Juventudes del MSR en nuestra localidad, leyendo un fragmento del Discurso a las Juventudes de España, de Ramiro Ledesma. En el texto, Ramiro resaltaba la importancia de la juventud en la construcción de la nueva España, haciendo hincapié en la necesidad de que las riendas de la revolución han de llevarlas los jóvenes.
A continuación se dirigió a los presentes el subdelegado provincial, Miguel Ángel, que en un vibrante discurso recordó la figura de Ramiro, un revolucionario "perseguido en su vida, silenciado por sus enemigos en su muerte, y el gran olvidado de un gobierno traidor". "Hombre de letras y de acción, qué fácil hubiera sido su vida, si como muchos cobardes de la época hubiese dejado de lado sus sentimientos, su espìritu inconformista", explicó. Asimismo, Miguel espetó: "Nos arrebataron al que podía haber sido uno de los mejores filosofos de Europa, pero a cambio, nos han dado el mayor ejemplo de compromiso, de lucha y sacrifio".
Tampoco quiso olvidar a los que añoran la vida fácil, dedicándoles palabras de desprecio: "El que no quiera combatir que se vaya cuanto antes, porque Ramiro ya nos advirtió de que hay algunos que viven en la eterna adolescencia de los inútiles y los cobardes". Para concluir su discurso, Miguel Ángel recordó quién es el enemigo real, "que no es otro que el capital" pues "los vagabundos pseudo-intelectuales que dicen combatirnos nunca alcanzarán el privilegio de ser nuestros enemigos".
Tras sus palabras, se guardó un minuto de silencio por Ramiro y los caídos de las JONS.
Después del minuto de silencio, nuestra camarada Sara, responsable de difusión e imagen de la delegación pacense, recitó un poema del militante madrileño Carlos Ortega, escrito con motivo del 75 aniversario del asesinato de Ramiro. A destacar la entereza de nuestra compañera, que se atrevió a leer los versos pese a que en esos días tenía un familiar directo hospìtalizado... hemos de agradecerle su valentía y compromiso.
Acto seguido tomó el relevo A.C.S, pieza fundamental de nuestra comunidad militante, que hizo gala de una magnífica oratoria y se dirigió a los presentes sin titubeos, con firmeza y pasión. "No debo daros las gracias por estar aquí, porque es nuestro deber", comenzó.
"Hoy homenajeamos a Ramiro sin nostalgia, para recordar que tenemos un compromiso férreo, que hemos recogido sus enseñanzas y que debemos dar un poco más cada día por la causa, tenemos que ser como él, valientes, entregados, sacrificados por la idea", apuntó. Sus palabras recalcaron la importancia del compromiso, del honor y la lealtad a unas ideas; "hay que mirar dentro de nosotros mismos, la sangre nos llama a hacer cosas grandes, a luchar, y no os quepa duda de que caminamos hacia la victoria, debemos merecerla, y si somos merecedores de ella, llegará, camaradas". "Sigamos combatiendo por nuestros caídos, por nosotros, por nuestros hijos", concluyó, dando vivas a España y Europa.
Su aplaudido discurso dio paso a la intervención del delegado provincial, Francisco Calderón.
Calderón comenzó recordando el por qué de homenajear a Ramiro, destacando la importancia de su obra y su manifiesta actualidad. "Fue un adelantado a su tiempo, un héroe, un ejemplo. Por eso, Ramiro no murió; sigue vivo y prueba de ello es que sus ideas nos guían, y por eso en una pequeña ciudad española, en medio de una noche oscura, varias llamas iluminan el cielo recordando a Ramiro 75 años después de su asesinato", explicó. A continuación recordó a los primeros caídos de las JONS, así como el mitin que dio Ramiro en Cáceres, y extrapoló esos sucesos a la actualidad. "Basta ya de cobardía. Las Jons dejaron una huella inmortal en la historia de nuestra patria, y la aventura la emprendieron 9 jóvenes de nuestra edad. Campesinos y trabajadores desfilaron por Cáceres llegados desde muchos puntos de Extremadura para escuchar a Ramiro, y desafiaron a sus enemigos en sus plazas, en los campos, en los trabajos. ¿Qué ha cambiado hoy? ¿Es que su ejemplo no ha servido de nada? ¿Es que en Extremadura, tierra regada con rebeldía, no brotará la revuelta? ¿Qué estamos haciendo con nuestra juventud, sino desperdiciándola?.
En esa línea, el delegado siguió cargando contra la cobardía de los españoles que no han sabido recoger el testigo de Ledesma: "Me da vergüenza mirarme al espejo, me da vergüenza ver vuestras caras sabiendo que no estáis dando todo lo que podéis dar de vosotros mismos", atacó. "Por ello, es de vital importancia que hoy, a la luz de una decena de antorchas, con el eco de nuestros muertos aún resonando a nuestras espaldas, y con la vista puesta en el futuro, gritemos esa frase inmortal que Ramiro marcó con su sangre en la historia: ¡No parar hasta conquistar!", concluyó.
Una combativa ofrenda, cargada de simbolismo revolucionario, puso fin al acto. Con el alma ardiendo y a paso ligero, un compacto grupo de sombras negras volvió a la ciudad, con el paradójico deber de arrojar luz y mantener viva la llama que Ramiro y los suyos prendieron.
MSR Badajoz
¡No parar hasta conquistar!
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