El amplio refranero español siempre nos invita a usar la sabiduría popular para resumir una situación. Por ello, en esta ocasión comenzaremos esta réplica de un modo certero y descriptivo: "la mentira tiene las patas muy cortas". Y añadimos; si la mentira se convierte en escudo, los soldados acaban rápidamente desnudos.
Y el señor Manuel Sosa -responsable de Izquierda Unida en nuestra ciudad- miente descaradamente o es demasiado ingenuo y se traga las mentiras de sus muchachos. De cualquiera forma, sus militantes quedarán desnudos.
Leemos
con cierta dosis de incredulidad la noticia aparecida en el Periódico
de Extremadura:
El
texto, cargado de datos inexactos, narra unos supuestos hechos
acontecidos la madrugada del viernes al sábado. Siempre si tenemos
en cuenta las palabras de Sosa, porque la segunda versión que el
periodista recaba no coincide con los datos aportados por el
dirigente izquierdista. Hay que destacar, llegados a este punto, la
profesionalidad del redactor, que siempre cuenta los hechos
introduciéndolos desde un punto de vista neutral y aséptico: “según
relató Sosa” o “según Sosa”. Nuestra crítica, por tanto, no
va dirigida hacia él.
El
portavoz de IU asegura que “un grupo de nazis” se presentó en la
Plaza Alta y comenzó a “increpar” a dos jóvenes vigilantes y a
destrozar la cartelería. Nuestra versión -e imaginamos que también
la de la Policía Nacional- es bien diferente.
Comencemos
por el origen del problema. Un grupo formado por 5 militantes del MSR
(partido político LEGAL, no está de más recordarlo) se desplaza al
centro de la ciudad para repartir panfletos informativos y colocar
adhesivos, práctica habitual en nuestra organización. Tras avanzar
desde la Plaza de España y volver hacia atrás para pasar por otras
calles, observamos como nuestra propaganda es arrancada y en su lugar
aparecen carteles del Partido Comunista y de las Juventudes
Comunistas, núcleos integrados en IU. Al estar la cola fresca,
entendemos que el grupo que arranca nuestros carteles debe estar por
allí.
No
le damos demasiada importancia a ese hecho y continuamos nuestra
labor llegando a la Plaza Alta. Al encontrar en dicho lugar carteles exactamente iguales a los que habían tapado nuestra propaganda, los retiramos y
los tiramos a la basura (para no ensuciar ese rincón tan
representativo de nuestra ciudad). Al escuchar quejas de un grupo de
otras 5 personas (dos parejas jóvenes y un hombre de mediana edad)
nos acercamos a ellos y se inicia una discusión. Nosotros les
explicamos que, de manera opuesta a ellos, nuestro partido no recibe
subvenciones del estado y de la banca, y que cada pegatina o cartel
que nos arrancan nos “cuesta dinero”.
Las
personas que estaban junto a la barra nos explican que no tienen nada
que ver con Izquierda Unida, que simplemente están allí para
vigilar la barra y que de hecho podíamos arrancar los carteles que
nos apeteciese. Se les pide disculpas por el error -hablando se
entiende la gente- se les da la mano y continuamos nuestra marcha.
Cuando nos estamos marchando de la Plaza Alta, aparece una pareja de
la Policía Nacional, a la que llamó al inicio de la discusión el
hombre que vigilaba la barra. Tras explicarles que todo estaba
solucionado, que no había habido ningún tipo de agresión ni
amenaza por ninguna de las partes, y después de admitir que se
habían arrancado algunos carteles de papel colocados en los arcos de
la Plaza (algo PROHIBIDO por el Ayuntamiento) los policías, amablemente, nos
permiten continuar.
Conclusiones:
- Los supuestos militantes de Izquierda Unida arrancaron primero nuestros carteles.
- No hubo ningún “ataque” de neonazis nocturno y alevoso, sino una simple contestación de cinco personas normales y corrientes ante una provocación previa.
- En ningún momento se cometió -por ninguna de las dos partes, todo sea dicho- ningún delito o falta, pues arrancar carteles propagandísticos no está penado por ninguna ley.
- No se amenazó a nadie y tampoco la policía impidió ninguna agresión; los que participamos en la discusión nos habíamos dado la mano minutos antes de que llegaran los agentes.
- Los “vigilantes” de la barra no eran vigilantes de seguridad (¿sabrá Sosa lo que es el intrusismo laboral?) ni eran militantes de la organización. Curioso colectivo de izquierdas que -por lo que nos dieron a entender los muchachos- contrata SIN DAR DE ALTA a varios chavales para proteger una instalación que dará servicio a una actividad política. ¿No tienen sus militantes voluntad para mantener la vigilia?
- La publicidad gratuita que busca IU puede salirle cara a Manuel Sosa si continúa injuriando a nuestro partido -legal, insistimos, y sin ningún tipo de problema con la justicia desde que se creó la delegación en Badajoz-.
Frente
a estos mentirosos soldados sin escudos que se debaten entre la
hipócrita reivindicación de libertad de expresión y la
intolerancia estalinista, nuestros militantes sabrán plantar cara,
judicialmente y donde se les requiera, para hacer honor a la verdad y
defender la idea. Somos idealistas, no vividores. Somos revolucionarios, no políticos profesionales.
Ladran,
luego cabalgamos...
¡Contra
la criminalización del patriotismo social, ni un paso atrás!
MSR Badajoz
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