Por E.J.R.A.
La situación cambió con la bajada hasta el cruce del río Lera con el río Francia. Ese fue el punto más bajo del camino, de ahí en adelante todo sería subidas cada vez más y más esforzadas de hacer. Una agreste subida por cortafuegos era el primer reto, y como no podía ser de otra forma, fue superado. Tras esta subida ya se podían ver con claridad las montañas nevadas de la sierra de gredos, unos 60 kilómetros al este de allí (ya en la provincia de Ávila).
Continuando con la subida, cada paso que nos llevaba más cerca de la peña, también nos ofrecía unas vistas más extensas de las sierras y campos que se extienden en este paraje salmantino, pero también en la fronteriza provincia de Cáceres y en la no muy lejana Ávila. También se iba apreciando sobre el terreno el cambio en la vegetación que se da en función de la altura en que nos encontremos. Es un detalle importante para aproximar la altura a la que uno mismo se puede encontrar sin tener instrumentos que te informen de ello.
Finalmente llegamos a la misma carretera que va hasta el paso de los lobos y uno de los desvíos alcanza la cumbre misma de Peña Francia. Una carretera que cruzamos varias veces en estos últimos 2 kilómetros, especialmente eternos y difíciles pues pasando de una altura de 1500 metros, lo único que encontrábamos eran peñas y más peñas.
Tras unas tres horas y media de ascenso, logramos tomar cumbre. El esfuerzo había terminado y ahora se veía recompensado con unas magníficas vistas de un igualmente magnífico paraje de las serranías ibéricas.
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